jueves, 16 de febrero de 2012

PRAXIS SOCIOLOGICA

Año 1 N° 1  Febrero 2012
EDITORIAL

     La Republica Bolivariana de Venezuela vive procesos de cambios y de transformaciones profundas, revolucionarias, impulsadas por el liderazgo del Presidente Hugo Chávez Frías, que se expresan en el desarrollo de todo un conjunto de políticas y acciones orientadas al logro de la mayor suma de felicidad posible y  el buen vivir, de nuestro pueblo, con la característica fundamental que los mismos tienen como protagonistas principales a los propios beneficiarios y beneficiarias de  dichas políticas, es decir, los hombres y mujeres; niños y niñas; jóvenes,  adultos y de la tercera edad; que cada día que pasa elevan su nivel de comprensión y de compromiso con la construcción de la patria nueva, patria socialista, poder popular, con criterios de soberanía e independencia, y de solidaridad y complementariedad con los demás pueblos hermanos más allá de nuestras fronteras; coadyuvando así con la ruptura de la lógica de un sistema depredador y antihumano, como lo es el sistema capitalista.

     El desarrollo de todo este proceso de cambios no ha sido fácil, es duro y difícil, pero no imposible; es en este sentido, que la participación de los sociólogos y sociólogas cobra una relevancia significativa, vista desde la posibilidad de contribuir de manera activa con la construcción y fortalecimiento del poder popular-comunal, de la mano con las comunidades organizadas, con las que están por organizarse, con los factores revolucionarios y de avanzada, con los diferentes niveles de gobierno revolucionario y bolivariano, y de otros saberes y conocimientos, lo cual comporta asumir  una praxis que este en consonancia con este proceso de cambios revolucionarios.

     Desde el Frente Patriótico de Sociólogos del Estado Barinas, como colectivo que se define como militante del proceso revolucionario de transformación y cambio que lidera el Comandante Hugo Chávez Frías, creemos necesaria la organización de las sociólogas y sociólogos, en cada uno de los municipios que conforman el estado Barinas, para el reconocimiento mutuo, formación profesional y política permanente, y la articulación con otros factores; teniendo como objetivo estratégico la construcción del socialismo.
Para profundizar la revolución bolivariana, necesario es la permanencia del Comandante Chávez en la Presidencia de la Republica Bolivariana de Venezuela, es así, que estamos incorporados en la Misión 7 de Octubre, formando parte del Gran Polo Patriótico.

     Hoy presentamos el primer número de Praxis Sociológica, el cual pretende ser un mensuario que tiene como objetivo contribuir con la articulación y formación, profesional y política, de los sociólogos y sociólogas, y  comunidad en general; y la defensa y divulgación de los logros de la revolución bolivariana.
  Así pues, te invitamos camarada, a participar de esta praxis. Escríbenos al correo frentedesociologos@gmail.com
  

 




Investigación y procesos de transformación social

Oscar J. Rodríguez.  UPT  JFR
 ¿Cómo se relacionan la investigación social y los procesos de transformación social? ¿Cuáles son las capacidades de la investigación social para incidir en los procesos de transformación de las sociedades? Son innumerables los caminos que se pueden tomar para dar respuesta a esas preguntas. Aquí lo intentaremos desde la perspectiva de los paradigmas de la investigación social. Haciendo un notable esfuerzo de simplificación podemos afirmar que la investigación social  se desenvuelve en el contexto de tres grandes paradigmas que marcan el modo como se entiende, produce, organiza, usa y valida el conocimiento.  Son ellos los siguientes: el positivismo, el hermenéutico- interpretativo y el sociocrítico.
El positivismo es el paradigma clásico de la ciencia, que durante varios siglos ejerció una fuerte hegemonía en el campo de la producción del conocimiento. Se fundamenta en el supuesto de que existe una realidad externa al investigador,  que éste es capaz de conocer tal cual es. Es decir, es posible que el investigador pueda desprenderse de sus valores, creencias y prejuicios  para juzgar objetivamente la realidad que estudia. En este marco paradigmático, el  investigador debe mirar fríamente la realidad para poder explicarla objetivamente en términos de relaciones de causa-efecto. Allí obviamente, el rol del investigador es de mero observador, no implica ningún compromiso  con lo que debe hacerse para modificar su objeto de estudio.
El segundo paradigma es el hermenéutico- interpretativo. Asume una ruptura ontoepistemológica con el paradigma positivista. Vale decir,  una nueva concepción de la realidad y nuevas reglas para el desarrollo científico. Aquí, los valores e ideas del investigador forman parte de ese proceso de conocer y  por tanto no es posible la objetividad (mirar como objeto el mundo social que se estudia). En lugar de una relación sujeto- objeto, se asume una relación sujeto-sujeto, donde esa realidad social en  estudio se convierte en sujetos pensantes que juegan un rol activo en el proceso de creación de saberes. En efecto, se trata de una nueva  concepción: del conocimiento como descubrimiento al conocimiento como construcción. En el contexto de este paradigma el rol del  investigador es  interpretar y comprender la realidad desde la perspectiva  de los protagonistas de los procesos sociales. Obviamente aquí hay un avance en el compromiso ético del investigador con esa realidad que investiga.
El tercer paradigma se conoce bajo la denominación de sociocrítico. Asume en gran medida los postulados del paradigma hermenéutico interpretativo y agrega una nueva mirada que lo distingue: el conocimiento como posibilidad de transformación social, el compromiso del investigador con la transformación de un orden social injusto. También reconoce que la actividad científica, al igual que todas las actividades sociales, se mueve en el contexto de múltiples y contradictorios intereses de diversa naturaleza. Mas allá de interpretar y comprender el mundo desde la perspectiva de los sujetos que actúan en los procesos sociales, se intenta que dichos sujetos, en dialogo con el investigador, coloquen en evidencia las estructuras opresoras y generen conocimientos y acciones para construir oportunidades de justicia e inclusión social.
En este sentido, es bueno aclarar  que la visión sociocrítica de la investigación social  no se limita  a  generar un conocimiento para resolver pragmáticamente un problema social, sino que esa solución, construida con los participación de los involucrados en los procesos sociales, debe implicar rupturas cualitativas en las estructuras sociales (en las relaciones sociales, en las relaciones sociales de producción, en las relaciones políticas y jurídicas) para que éstas  sean más incluyentes, para que se amplíen las posibilidades de participación, para que los procesos de producción se despojen de la explotación y se impregnen de solidaridad, para democratizar el poder, para avanzar en términos de igualdad y equidad social, para develar y transformar  formas ideológicas opresoras…
De esta forma, en el contexto del paradigma sociocrítico, la investigación no sólo es una investigación sobre la sociedad sino una investigación con un propósito social.  De allí que todo investigador, antes de emprender cualquier proceso indagatorio, debe preguntarse por la sociedad a la cual aspira y en función de este horizonte orientar la producción de conocimiento. Esta posición genera un reto para todas las instituciones con responsabilidad en los procesos de investigación social: ¿Cuál es el papel que ésta (la investigación social) juega en la construcción de la nueva sociedad?  Ello no solo implica una reflexión de orden general,  sino que la misma debe ubicarse en contextos específicos. En consecuencia, se puede formular la siguiente pregunta: ¿Cómo insertar la investigación social  en los procesos de transformación social en el contexto del estado Barinas?
Ahora bien, es evidente que las posibilidades que tiene un investigador, considerado individualmente, para desarrollar esa investigación transformadora son muy limitadas, aún involucrando  en el  proceso investigativo a los actores sociales que conforman esa realidad que se investiga. En razón de esta circunstancia, surge el reto de avanzar en procesos colectivos de investigación, en el diseño de políticas públicas de ciencia y tecnología, en la transformación de las instituciones vinculadas directa e indirectamente en la producción científica y en  la instauración de una nueva cultura y un nuevo modo de producción del conocimiento alineados y articulados   con los procesos de transformación social y el protagonismo de los excluidos.
Una nueva ciencia, una nueva investigación social, son posibles en Venezuela. Veamos solo dos, entre muchas otras manifestaciones, de la emergencia de un nuevo modo de producción del conocimiento articulado a la construcción de la nueva sociedad: La política de financiamiento de la investigación científica  y tecnológica desarrollada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e industrias ligeras,  signada por una agenda de prioridades nacionales y sectoriales; la creación de la universidades politécnicas territoriales, comprometidas, valga la redundancia, con la transformación del  territorio donde están enclavadas…

La Transición Venezolana al Socialismo a inicios del Siglo XXI

Angel Emilio Deza Gavidia.  Rector de la UNELLEZ
La revolución que actualmente se desarrolla en Venezuela es un proceso original, por lo cual tratar de enmarcarlo forzadamente en un modelo preestablecido resulta tanto inútil como ocioso. Sin embargo, la manera racional de entender la realidad social en su complejidad, tanto desde la perspectiva de los científicos sociales como de los políticos empíricos, se basa en la categorización. Así, se ha caracterizado el proceso, sobre todo por parte de sus protagonistas, tanto el presidente Chávez como algunos de sus opositores, como “socialismo del siglo XXI” Esto ha llevado a ciertas simplificaciones y distorsiones en la interpretación de los hechos, haciendo comparaciones superficiales. Por ejemplo, desde las perspectivas opositoras se compara a Chávez con Stalin o con Castro (o hasta con Hitler o Mussolini) en la búsqueda de ilustrar el supuesto autoritarismo militarista que lo caracterizaría. Aún resuenan las voces de la alta jerarquía eclesiástica acusando el proceso venezolano de Castro comunista y marxista leninista. Desde la perspectiva de los revolucionarios, muchos buscan respuestas en las teorías del llamado marxismo leninismo sin darse cuenta de que tienden a incurrir en los mismos vicios criticados por los autores clásicos: dogmatismo, revisionismo, izquierdismo. O inventamos o erramos, es la máxima extraída del discurso robinsoniano. En este sentido, la comprensión del proceso social que vivimos requiere de una visión o postura crítica e histórica que tome de las experiencias pasadas las referencias necesarias para enriquecer la teoría para comprender lo que está pasando y así, eventualmente, evitar errores. Se trataría entonces de una reconstrucción histórica que alimente la reflexión y la elaboración teórica. Esta postura crítica implica también la no aceptación automática de verdades reveladas e inspiradas en los líderes.
      Esto plantea un desafío teórico. El actual experimento socialista venezolano dista tanto en lo teórico como en la práctica, del modelo aplicado en las experiencias socialistas del siglo XX, genéricamente caracterizado como marxista-leninista o comunista, aunque, como se verá más adelante, tales caracterizaciones ideológicas no resuelven su diversidad. El reconocimiento de la especificidad y heterogeneidad de los procesos políticos vinculados al proyecto socialista, no es una novedad. Pudiera afirmarse que durante el siglo XX ninguna revolución socialista se pareció a la otra. Comenzando por la soviética, la cual, como hizo notar Antonio Gramsci, se apartaba de todas las anticipaciones de los clásicos del marxismo. Por ello la llamó, en un conocido articulo, “la revolución contra El Capital”, o sea, contra lo que los dogmáticos habían interpretado del muy mencionado libro de Marx. A medida que proliferaban las experiencias, se evidenciaba su riqueza y complejidad. Pero el liderazgo internacional de la URSS, las propuestas de Yugoslavia, luego China, Cuba, etc., unidas a la consigna del “internacionalismo proletario”, justificó hasta cierto punto, la idea falaz de que había un solo “modelo clásico” de socialismo. 
      En todo caso, además de la riqueza de la experiencia del siglo XX, del fracaso de los modelos predominantes, existe un conjunto importante de nuevos problemas políticos y sociales, propios del nuevo siglo, que no fueron ni siquiera abordados por el marxismo, como doctrina fundante de los experimentos socialistas del pasado siglo. Las reivindicaciones étnicas, la crisis ecológica, el asunto de los géneros, entre otros, exigen a una actualización del socialismo, nuevas respuestas o, por lo menos, nuevos abordajes.
      Un rasgo distintivo del proceso venezolano, en comparación con otros del siglo pasado, es el camino de una Asamblea Nacional Constituyente para elaborar una nueva institucionalidad, en el marco de una revolución que se propone “pacífica pero armada”, gracias en gran parte a su carácter cívico-militar, el apoyo de parte fundamental de las Fuerzas Armadas, heredadas del anterior sistema, lo cual lo distingue de otra experiencia de avance hacia el socialismo a través de la democracia representativa: la Chile de los setenta. En el caso de la aplicación del proyecto socialista en la Venezuela actual, es especialmente llamativo el acento en las comunidades organizadas como sujetos de la construcción cotidiana de la revolución bolivariana, planteándose la transformación de la estructura social y productiva mediante el impulso de iniciativas de economía social y solidaria, lo que en fórmula concentrada se ha llamado “el estado comunal”.
Se trata de la transición de una situación conocida como sistema de conciliación de élites en el marco de de la hegemonía neoliberal, hacia una nueva situación que es calificada como la transición hacia el Socialismo del Siglo XXI.

Dialógica de lo Concreto: Poder Popular

                                                                                            Filósofo Orlando Duno Profesor/UNELLEZ
El siglo XXI constituye para Venezuela el portal más importante que se haya abierto en el mundo para país alguno.  Con ese siglo se da inicio un proceso trascendental en todos los ámbitos de la vida. ¿Quién en este país no ha participado de manera protagónica, en menor o mayor grado, de los acontecimientos políticos-sociales que se han sucedido en los últimos 12 años? Conversatorios de múltiples y pintorescos temas surgidos en la más mínima esquina de comunidades a lo largo y ancho de Venezuela. Los hogares se convirtieron ellos mismos en las nuevas ágoras de la política, en centros de parlamentos cotidianos. Una avalancha de pensamientos invade las calles de los barrios, las comunidades de pueblos allende la capital. En otras palabras, la capital, como epicentro del poder político, se desarticula involuntariamente para asumirse como un movimiento colectivo que da razón de su presencia en las voces del pueblo que toma la soberanía como expresión revolucionaria de su propia condición existenciaria.
Esta experiencia   se presenta como imperativa desde un espacio público de discusión social y política. Se hace público desde las entrañas del poder, es decir, lo hace público el Presidente Chávez. Tradicionalmente los gobernantes eran gobernados desde lo privado, el poder económico estaba por encima del poder político. Chávez invierte esta lógica: empodera al pueblo de las leyes, se crea una nueva constitución. Se pasa del derecho privado al derecho social. Ahora la constitución reclama la participación responsable de los principales actores de la sociedad: el colectivo. Este avance trascendental en lo social y en lo político conlleva una forma distinta de concebir el devenir del pueblo Venezolano.
Desde 1999, con la nueva constitución, la soberanía no es un tema de pasillos académicos, solamente, ahora es asumido en las mínimas formas organizativas sociales: en las casas, las escuelas, los pasillos de universidades, cafetines públicos, sociedades secretas, inclusive. La constitución le otorga marco jurídico y social a la población con el objeto que se conviertan en los actores principales del poder político.


 El ejemplo más emblemático que vivimos en la historia reciente de nuestro país de la participación del pueblo fue la discusión que se originó a partir del texto propuesto por el presidente de la nueva Constitución: el movimiento social fue impresionantemente incalculable. No hubo día, hora, ni lugar donde no se hablara o discutiera la nueva Constitución.
 En este sentido, la Revolución Bolivariana ha sostenido su dialéctica y su dialógica. En primer término, se concibe lo político como un espacio de altísima complejidad societal. Por el otro, se construyen espacios donde lo contrario no se destruye, antes bien, se incorpora a los saberes cotidianos del hacer y el pensar. Con otras palabras, lo político se entiende en un marco de referencia que trasciende los sectores tradicionales que ello representa, a saber: los partidos políticos. Con el proceso de transformación revolucionario lo político se construye en las discusiones de la gente común, en la dialógica de los movimientos sociales que nacieron a partir del gran liderazgo del presidente Chávez.
La dialéctica de lo concreto se fragua en la consciencia humanista como identidad de un pueblo decidido a trastocar las prácticas antagónicas de la vida capitalista. Un pueblo que celebra la vida. Un pueblo que celebra el canto de nuevos amaneceres pletóricos de esperanzas y de nuevas formas de relacionarnos con la vida, vincularnos con la naturaleza, con el mundo y, sobre todo, concebir la verdad como un hecho colectivo, como la comunización de los grandes problemas de los hombres, pero también la comunización de las magnificiencias humanas como la cultura, las ciencias, las artes, filosofía.
Apropiarse y desapropiarse dialéctica y dialógicamente de identidades que determinan fronteras, que demarcan territorios como expresiones de poder y de dominio. Apropiarse de prácticas humanistas y humanizantes que dignifican las condiciones materiales y espirituales para la libertad, no para la muerte. Desapropiarse de consciencias políticas de dominación, esclavizadoras de pueblos, colonizadoras del pensamiento. Este llamado libertario y de libertades se está fraguando nuevamente en un país que por su naturaleza, sus hombres y mujeres pluriétnico, multilingüe,  solidario y fraterno creen en los infinitos poderes creadores del pueblo.
 Ciertamente el pueblo no como un nombre, sino más bien, como los hombres y mujeres, niños y niñas que el poeta Aquiles Nazoa nos presenta en sus voces cotidianas de la poesía. Así, pues, hablo de las creaciones míticas, fábulas, desde las polifonías multicolores que impregnan las luchas por las libertades y las consciencias libertarias del pueblo de Bolívar, Martí y de las voces silenciosas de Gransci que aturden las empresas dominantes y dominadoras de los imperios sobre nuestros pueblos.

Nuevos espacios de producción de conocimientos para el desarrollo local

Por: Lic. Gonzalo Hergueta
Responsable del área académica de la UPT José Félix Ribas
 En el presente artículo pretendemos ofrecer un aporte en relación a la discusión sobre El Desarrollo local y las implicaciones del conocimiento. Lo haremos desde un ejemplo concreto, pues dicen que los Sociólogos no terminamos de aterrizar, algo de cierto hay en eso. Se trata del Convenio entre la U.P.T. José Félix Rivas y Corpivensa.
 Mediante decretos presidenciales, publicados en la Gaceta Oficial Extraordinaria Nª 5.987, de fecha 16 de julio de 2010, el presidente de la República, Hugo Chávez, creó seis universidades politécnicas en diversos estados del país, en el contexto de la misión Alma Mater. Una de las universidades creadas fue la Universidad Politécnica Territorial del estado Barinas José Félix Ribas, la cual tendrá sedes en las ciudades de Barinitas, Socopó y Barinas, y tiene como encargo social: “contribuir activamente al desarrollo endógeno integral y sustentable en su área de influencia territorial, con la participación activa y permanente del Poder Popular.” Este encargo social por si sólo nos explica la importancia que tiene para la U.P.T José Félix Ribas, para el estado Barinas y para Venezuela. Ahora bien, se considera que no es posible que la Universidad logre este encargo social utilizando el mismo enfoque y los mismos métodos tradicionales. Nuestras universidades, no han sido capaces de comprender cuales son las necesidades técnico- científicas de  que el país requiere de acuerdo al necesidad de su transformación social, y  han resultado meros instrumentos de colonización cultural. (Varsavsky, 1972). Por lo cual se hace necesario construir una propuesta metodológica para la creación de nuevos espacios de conocimientos y de aprendizaje acorde con las necesidades del desarrollo endógeno y soberanía tecnológica, establecidos en el Plan nacional simón Bolívar.
Así mismo, se escoge como base para la creación de esta metodología al convenio que la U.P.T Barinas y la empresa Veneminsk, dado su importancia estratégica para el Estado Venezolano. En marzo de 2009 los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez Frías, y de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, reafirmaron en Caracas varios acuerdos bilaterales en materia energética, salud, construcción, ciencia y tecnología. Uno de los proyectos está relacionado con el levantamiento de fábricas de transporte como tractores, camiones y autobuses. La empresa Veneminsk, Como parte de ese convenio,  inició la construcción de una fábrica de tractores  agrícolas MTZ y camiones de carga de rocas MAZ en el Parque Industrial de Santa Inés del estado Barinas. La planta producirá tres modelos de tractores y seis tipos de camiones entre bajo y mediano tonelaje a fin de impulsar la revolución agraria, por parte del Estado venezolano. Se prevé, además, el desarrollo de la industria de autopartes para carros de trabajo a través de pequeñas y medianas empresas (PYME). (Chacón, 2009).
 En este sentido, la UPT José Félix Ribas esta construyendo una metodología para la creación de nuevos espacios de conocimientos y de aprendizaje en el marco  del Convenio  entre la Universidad Politécnica Territorial del estado Barinas (U.P.T Barinas) y la Empresa Veneminsk, bajo un enfoque C.T.S, por oposición a la visión tradicional de la ciencia, donde lo fundamental es la acumulación de saberes en forma independiente de otros factores del entorno. En esta propuesta se trabajará un conjunto de tesis relacionadas con el objeto de estudio “interrelación entre la ciencia, tecnología, sociedad y universidad, donde lo social ocupa un lugar preponderante.
 Esta idea abarca el estudio de los elementos que componen el convenio, tanto en el campo de la investigación, como de la educación y la gestión. Enmarcándose en lo establecido por González, Marta (2006:3): “CTS (ciencia, tecnología y sociedad) es un campo de trabajo interdisciplinar que se ocupa, desde hace unas tres décadas, de las complejas interrelaciones que la ciencia y la tecnología establecen con las sociedades en las que se desarrollan. Los enfoques CTS responden tanto a una renovación académica del estudio de la ciencia y la tecnología como a una renovación de la consideración de la función social de las mismas. Se trata de articular una imagen de la ciencia y la tecnología en contexto social, así como de diseñar mecanismos que favorezcan la apertura de los procesos de decisiones tecno científicas al público no experto. En este tema se proporcionará un acercamiento a los distintos enfoques que componen el campo interdisciplinar de CTS, haciendo especial referencia a las aportaciones más recientes.”
Es así como, esta idea de investigación está dirigida a fortalecer, fomentar y desarrollar un nuevo modelo productivo endógeno en el estado Barinas, por lo cual se requiere de la creación de métodos específicos de producción de conocimientos, tal como lo planteaba Varsavsky, (1972: 21)  “Cada tipo de sociedad requiere un estilo de ciencia propio, diferente por su contenido, sus problemas prioritarios, sus métodos de investigación y sus criterios prácticos de verdad”.
 En este sentido, estos nuevos espacios de producción de conocimientos, deben estar orientados a las necesidades productivas, sociales y culturales de los espacios territoriales de su influencia y de las empresas estratégicas del estado, impulsando así la vinculación y articulación con otros actores institucionales o comunitarios que permitan la constitución de redes de investigación e innovación, que conlleven  bajo un enfoque participativo y protagónico hacia el camino del desarrollo local.